Las redes sociales, la nueva adicción a Internet
Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco explica que un adulto abusa de Internet cuando está conectado más de tres horas al día, en los adolescentes este límite se encuentra en dos horas, si además existe privación del sueño (menos de 5 horas) y se prefiere navegar a tener otro tipo de relaciones sociales, se puede pensar que una persona tiene riesgo de adicción. Otro aspecto importante es pensar en la red constantemente.
En redes sociales virtuales como Facebook, Hi5 o Tuenti se puede entrar en contacto con muchas personas a las que no se conoce en la realidad y a las que no se tiene acceso; "este hecho atrae a quienes apenas tienen una red social formada, que tienden a sobreexponerse para ser más conocidos: mandan fotos, chatean y cuelgan fotografías incluso de su intimidad".
El catedrático piensa que las nuevas tecnologías permiten que con un solo clic la persona pueda desinhibirse rápidamente, crear identidades falsas o dar una imagen propia que no corresponde con la realidad lo que genera una tensión emocional que favorece la adicción.
La adicción a internet suele afectar a las personas que psicológicamente o por la edad son más vulnerables. Un grupo al que hay que prestar especial atención son los adolescentes porque reúnen características de riesgo: impulsividad externa, necesidad de relaciones nuevas y autoestima baja. Uno de los indicadores más claros de que se está cayendo en una dependencia es la imposibilidad de controlar el tiempo que se quiere estar conectado y la única terapia frente a esta adicción es evitar los factores de riesgo. "Si son adolescentes, no deben tener ordenador en su habitación; tampoco deben navegar solos. Es muy importante hacer ver al afectado que tiene una adicción lo antes posible. Los padres que no consiguen reconducir la situación deben acudir a su médico de primaria o a un pediatra para que, en los casos más graves, puedan derivar al adolescente a un centro de salud mental donde tenga la posibilidad de ser tratado por psicólogos clínicos o psiquiatras".
Los niños son caldo de cultivo ya que tienen más facilidad para acceder a las tecnologías. María José Mayorgas, psicóloga infantil de la Fundación Gaudium, ofrece datos escalofriantes de un estudio de la Oficina del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid: un 37 por ciento de los menores reconoce sentir necesidad de conectarse con frecuencia (25 por ciento en primaria y 50 por ciento en bachillerato), un 30 por ciento ha facilitado su teléfono en la red, un 15 por ciento se ha reunido con desconocidos, un 7 por ciento no avisó a nadie, y en un 9 por ciento de los casos la persona con la que el menor quedó no era la que esperaba. información sacada de : psiquiatría.com
En redes sociales virtuales como Facebook, Hi5 o Tuenti se puede entrar en contacto con muchas personas a las que no se conoce en la realidad y a las que no se tiene acceso; "este hecho atrae a quienes apenas tienen una red social formada, que tienden a sobreexponerse para ser más conocidos: mandan fotos, chatean y cuelgan fotografías incluso de su intimidad".
El catedrático piensa que las nuevas tecnologías permiten que con un solo clic la persona pueda desinhibirse rápidamente, crear identidades falsas o dar una imagen propia que no corresponde con la realidad lo que genera una tensión emocional que favorece la adicción.
La adicción a internet suele afectar a las personas que psicológicamente o por la edad son más vulnerables. Un grupo al que hay que prestar especial atención son los adolescentes porque reúnen características de riesgo: impulsividad externa, necesidad de relaciones nuevas y autoestima baja. Uno de los indicadores más claros de que se está cayendo en una dependencia es la imposibilidad de controlar el tiempo que se quiere estar conectado y la única terapia frente a esta adicción es evitar los factores de riesgo. "Si son adolescentes, no deben tener ordenador en su habitación; tampoco deben navegar solos. Es muy importante hacer ver al afectado que tiene una adicción lo antes posible. Los padres que no consiguen reconducir la situación deben acudir a su médico de primaria o a un pediatra para que, en los casos más graves, puedan derivar al adolescente a un centro de salud mental donde tenga la posibilidad de ser tratado por psicólogos clínicos o psiquiatras".
Los niños son caldo de cultivo ya que tienen más facilidad para acceder a las tecnologías. María José Mayorgas, psicóloga infantil de la Fundación Gaudium, ofrece datos escalofriantes de un estudio de la Oficina del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid: un 37 por ciento de los menores reconoce sentir necesidad de conectarse con frecuencia (25 por ciento en primaria y 50 por ciento en bachillerato), un 30 por ciento ha facilitado su teléfono en la red, un 15 por ciento se ha reunido con desconocidos, un 7 por ciento no avisó a nadie, y en un 9 por ciento de los casos la persona con la que el menor quedó no era la que esperaba. información sacada de : psiquiatría.com
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